miércoles, 1 de junio de 2016

La mar de sucesos - Laura Haimovichi / Noche de papel - Puente Celeste

Bajo esa superficie
de reflejos dorados y ocres
donde el sol deja ver
los últimos destellos
del día que se apaga
nada es apacible
aunque lo parezca.

Un barco navega a lo lejos
parece perderse
en el infinito
lo invisible arraigado
en el agua táctil
el atardecer emergiendo
de las horas que pasan
el viaje por la curva del día
y el cielo partido por rojos.

Pero en lo profundo
es dable imaginar
una mar de sucesos
flotando en tu ir y venir
musicalero
del sur a la costa oriental
mientras suena "Young blood"
en el viejo cd.

La materialidad es frágil:
una naturaleza desbordada
intentando reestablecer su equilibrio
la noche con hambre se devora
los ecos del candombe
siglos para arrullar
un tiempo nuevo e incierto
donde algo se desmorona
y todo comienza.

Vas solo
con tu intimidad
triste
por las callejas
de empedrado gris plomo
y el trasfondo del Plata.

La palabra no muere en el cuerpo
se alza en el aire y se multiplica.

Qué es lo que queda del día:
cielo de grietas mínimas
los pobres pescadores
abriéndose paso a bocados
pieles curtidas
hechas de latigazos de sol
y pies hundidos en la humedad
donde nace la semilla.

Que amanezcan la espera
y la paciencia

Extranjero
voz de nadie
en la isla palmar
vas a capturar una realidad
que se deje apretar en un abrazo
que te acompañe siempre
donde el agua irrumpe y estalla
en gestos violentos
para lavarte el cuerpo
la memoria
el porvenir
hundido en tu mitología personal.

Una ola se expande
forma círculos concéntricos
luego se deshace
entrás en la escena
abarcativo y múltiple
con tu mirar tímido
y tu sonrisa apenas insinuada.

Hay una zona siempre inaccesible
del centro a la periferia
se la indaga
No está en el sobre de Kinefot
ni en la superficie bidimensional
de las imágenes
¿Cómo iluminarla?
En la metafísica alucinada del peyote
se teje la trama compleja
del poema visual.

Laura Haimovichi

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